Un sensor inalámbrico desarrollado por CardioMEMS, con sede en Atlanta, ha reducido en un 39 por ciento el número de hospitalizaciones de pacientes con insuficiencia cardíaca. El minúsculo implante controla la presión en la arteria pulmonar y transmite los datos de forma inalámbrica a los médicos, que pueden modificar las recetas de los pacientes en consecuencia.
Los investigadores afirman que el sensor puede reducir significativamente los costes de atención de la salud y mejorar la calidad de vida de las personas con insuficiencia cardíaca congestiva. Este dispositivo es uno de varios prototipos que CardioMEMS y otras empresas de implantes médicos están desarrollando para proporcionar un control continuo, inalámbrico y personalizada a estos pacientes.
"Creo que el estudio muestra que este tipo de dispositivo es increíblemente útil para mejorar los resultados en pacientes y dirigir una terapia," comenta Marc Jay Semigran, director médico del Programa de Fallo Masivo General del Corazón y Trasplante Cardíaco, quien no participó en el estudio.
Hospitales ingresan cada año 1,1 millones de adultos a causa de la insuficiencia cardíaca congestiva, una condición en la cual se acumula presión en el sistema circulatorio y el corazón deja de bombear sangre adecuadamente al resto del cuerpo. La Asociación Americana del Corazón estima que esta condición crónica cuesta al sistema de salud unos 29 mil millones dólares por año. CardioMEMS pretende reducir esa cifra ofreciendo una forma precisa de controlar continuamente los pacientes una vez han salido del hospital.
El dispositivo se implanta en la arteria pulmonar, un área tiene un riesgo bajo de coagulación. Es más pequeño que otros implantes en desarrollo porque no requiere ni baterías ni cables para tomar lecturas de la presión. Dos anillas de metal, una a cada lado, lo anclan a la arteria y un transductor de presión registra el flujo de líquidos a través del vaso sanguíneo. El sensor se carga externamente mediante un receptor incorporado a la almohada. Cuando un paciente se acuesta sobre la almohada, el sensor se activa y empieza a tomar medidas y a enviarlas de forma inalámbrica a un ordenador, donde los médicos podrán revisar los datos.
En un gran ensayo clínico de seis meses publicado este mes en la revista Lancet, 550 pacientes de 64 centros en todo Estados Unidos fueron equipados con el dispositivo y las instrucciones para tomarse lecturas una vez al día. Los pacientes fueron divididos en dos grupos. Los del primero recibieron instrucciones de medicación por parte de médicos que supervisaron los datos del sensor. Los del segundo recibieron instrucciones por parte de médicos que se basaron en los indicadores tradicionales como el peso y la presión arterial. A lo largo de los seis meses, los pacientes del primer grupo fueron hospitalizados un 39 por ciento menos que los del segundo.
Actualmente, a menudo los médicos evalúan la presión pulmonar durante la evaluación inicial de un paciente, pero lo hacen con mucha menos frecuencia en las evaluaciones de seguimiento. Esto se debe a que la medida exige a los médicos insertar un catéter en el corazón de un paciente e inflar un globo. Sin embargo, la presión del líquido cambia cada jornada, y el seguimiento continuo de las fluctuaciones es esencial para el tratamiento eficaz de la insuficiencia cardíaca.
"A lo largo de los años, encontramos que las presiones suben mucho antes de que los pacientes desarrollen síntomas y llamen a un médico para informarle de que están enfermos", señala Philip Adamson, director del Instituto de Insuficiencia Cardíaca del Hospital del Corazón de Oklahoma, quien es el investigador principal en el ensayo clínico de CardioMEMS. "Al utilizar la información del sensor de presión, ganamos la posibilidad de realizar cambios en la medicación mucho antes de que los propios pacientes vayan al médico, y así es como hemos reducido las hospitalizaciones."
En los últimos años, varias empresas han estado compitiendo para ser la primera en el mercado con un implante cardíaco permanente con sensor de presión. En 2007, Medtronic no consiguió obtener la aprobación de la FDA para su sensor, un implante de corazón del tamaño de un cronómetro que funcionaba con unas baterías conectadas al implante mediante un cable. El dispositivo redujo las hospitalizaciones en un 22 por ciento, pero los reguladores de la FDA consideraron que no valía la pena correr los riesgos asociados a su implantación. Los investigadores también encontraron que el cable que conectaba el sensor con el corazón se degradaba con el tiempo.
Actualmente, CardioMEMS está intentando conseguir la aprobación de la FDA para su sensor y ha presentado los resultados del estudio clínico para su revisión. En los próximos dos o tres años, la empresa tiene planeado integrar el receptor del sensor en el teléfono móvil de los pacientes, de forma que éste sea capaz de determinar la presión al instante y enviarla a los médicos y pacientes para su revisión.
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