Por Rodrigo Camarena. Candidato a maestro en historia económica por LSE. / Publicado originalmente en Nexos.
Las reuniones llevadas a cabo en las últimas semanas con organizaciones civiles y el grupo de trabajo sobre Acuerdo Comercial sobre Anti–falsificación (ACTA) del Senado, se caracterizaron por preocupaciones sobre la privacidad de los internautas, consideraciones sobre el impacto del acuerdo para nuestras industrias, y preguntas sobre el grado de éxito que el acuerdo logre en el combate contra la piratería. Algunos senadores expresaron su oposición al tratado, lideres de ciertas organizaciones civiles abogaron por el pasaje del acuerdo, y los mexicanos se quedaron aun más confundidos sobre los costos y beneficios del ACTA. Para entender mejor esta controversia debemos de considerar el origen del ACTA, sus fines, y el importante papel de México en estas negociaciones.
El Acuerdo Comercial Anti–falsificación fue originalmente concebido por los EE.UU. y Japón en el 2006. Estos dos países no sólo destacan por ser dos de las economías más desarrolladas del mundo, sino que también son los dos países líderes en registro de patentes. Desde el 2006 las negociaciones del ACTA han ido incluyendo a otras economías importantes como Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Singapur, y los países de la Unión Europea. Juntas, estas naciones representan más del 80% de los patentes vigentes a nivel mundial y, por consiguiente, son los países más afectados por la piratería y otras violaciones en materia de propiedad intelectual. Tomando en cuenta estas cifras, la motivación de estos países por promover la adopción del ACTA a nivel mundial resulta más clara.
Tal y como la han publicado diversas instituciones participantes, la meta del ACTA es establecer un marco internacional para fortalecer los derechos de autor y las medidas de protección a la propiedad intelectual en economías donde éstas son más débiles (es decir en el mundo en vías de desarrollo). No es casualidad que los países en los que la violación de los derechos de autor resulta más grave también incluye economías con una alta tasa de crecimiento interanual como las de Brasil, Rusia, India, y China (o los países ‘BRIC’).
A nivel mundial México toma el decimoséptimo lugar en numero de patentes vigentes, colocándonos un lugar arriba del Principado de Mónaco (país con un poco menos de 33,000 habitantes). A pesar de lasinsistencias de artistas como Reyli, la violación de los derechos de autores mexicanos no es un tema urgente en materia de propiedad intelectual internacional o un fenómeno exclusivo de la industria musical mexicana. México ya cuenta con leyes contra la piratería, el contrabando, y la violación de derechos de autor, y ya es parte de numerosos tratados e instituciones internacionales que castigan y restringen la violaciones a la ley (como el TLCAN y la OMC). El hecho de que siga habiendo piratería y violaciones de propiedad intelectual en México no se debe a una falta de legislación, de otra forma la violencia intrafamiliar, el crimen organizado y otros actos extremadamente ilícitos ya hubieran dejado de existir. Como varios han argumentado, la piratería en México deriva en gran parte de la informalidad de nuestra economía, del alto nivel de corrupción en el país, y por estas razones se debe de combatir dentro de los ámbitos respectivos. La insuficiencia de los argumentos a favor del ACTA nos obliga a preguntarnos: ¿Exactamente qué hace México participando en estas negociaciones?
México es una de las tres economías emergentes participantes en las negociaciones del ACTA (las otras siendo Jordania y Marruecos). Para EE.UU. y los principales impulsores del ACTA, el papel de México en estas negociaciones es claro. Al incluir a México en el debate sobre este acuerdo la voz del mundo en desarrollo se ve representada y la legitimidad del acuerdo aumenta a nivel mundial. Para el gobierno del Presidente Felipe Calderón la motivación es menos convincente. Según una filtración de Wikileaks al adoptar el ACTA el gobierno federal cree poder defenderse de los avances de Brasil y su industria farmacéutica –la cual se toma algunas libertades con el uso de la propiedad intelectual. El gobierno federal también argumenta que la adopción de este tratado no sólo ayudará a combatir la piratería si no que apoyará a las industrias mexicanas que dependen del respeto a los derechos de propiedad intelectual para en sus operaciones y crecimiento (como si las industrias de Brasil, India, y China dependieran del ACTA para crecer).
La posición de los países BRIC nos muestra algo que al parecer México aun no entiende. Las patentes y la propiedad intelectual son las armas de toda industria competitiva y forman la base de un país tecnológicamente avanzado. La acumulación de patentes y la construcción de industrias tecnológicamente competitivas es una carrera que se gana con tiempo e inversión (dos recursos muy escasos en el mundo en desarrollo). Las industrias de los países BRIC compiten tomando las ideas de los demás, mejorándolas, y patentando sus innovaciones bajo marcos de propiedad intelectual que corresponden a las necesidades de sus países. Llamémosle robo, piratería, o falsificación (como serian designadas bajo el ACTA) estas tácticas han logrado que países como Brasil sean productores líderes en medicamentos genéricos, que en pocos años China establezca una industria de tecnología en telecomunicaciones valorada en más de 30 mil millones de dólares, y que países en desarrollo crezcan y compitan con economías avanzadas. China no sólo ha utilizado el conocimiento de los demás para establecer sus industrias más exitosas, sino que al mismo tiempo ha escalado al tercer lugar en registro de patentes a nivel mundial y se calcula que rebasará a EE.UU. en numero de registros para este año.
Al considerar la ratificación del ACTA México se encuentra en un punto decisivo en el cual el rumbo del país se determinará. ¿Nos vemos más cercanos a las monarquías de Jordania y Marruecos o a las democracias ascendentes de Brasil e India? ¿Queremos políticas públicas importadas o queremos desarrollar nuestro propio marco legal para promover la innovación y crear riqueza intelectual doméstica? ¿Queremos depender de la decreciente exportación del crudo y de las remesas para que nuestra economía crezca o queremos construir una economía basada en la innovación y las ideas? Es hora de decidir.
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