Por Javier Martín / El País
Tres gigantes japoneses en apuros: Sony, Sharp y Panasonic. Los tres cerraron con números rojos el primer semestre fiscal, pero mientras el primero parece empezar a salir de la depresión con el relevo en su cúpula, Sharp y Panasonic se ven abocados al abismo con pérdidas conjuntas superiores a unos 12.000 millones de euros.
En el caso de Sony, el agresivo plan de su nuevo presidente, Hazuo Kirai, empieza a dar resultados. En un solo año ha logrado romper la dinámica en la que le había metido el anterior consejero delgado, el norteamericano Howard Stringer, no sabiendo ver el futuro tecnológico y dejando a Sony fuera del mundo de las tabletas y de los móviles. De sus siete años de mandato, los cuatro últimos los cerró en pérdidas.
Hirai ha recortado pérdidas en un 5,7% interanual hasta los 386 millones de euros. Desde que el año pasado Sony cerrara con más de 4.400 millones de euros de pérdidas, Hirai ha planeado 10.000 despidos (6% de la plantilla) y un recorte de gastos para intentar acabar el año con beneficios.
En los primeros seis meses, Sony ha visto caer las ventas de sus divisiones de videojuegos (15,2%), imagen digital (5,7%), televisores y otros aparatos audiovisuales (25,6%), pero ha buscado entrar con marca propia en el sector de los smartphones tras acabar con la asociación con Ericsson. Sus Xperia han sido bien recibidos, pues ha vendido 8,8 millones, un millón mnás que el trimestre anterior, y esperar cerrar el año colocando 34 millones de unidades.
Sony es el caso más optimista de una situación crítica de los gigantes tecnológicos japoneses que a su falta de competencia en sectores de futuro, ven que el negocio tradicional del televisor se lo han llevado las coreanas Samsung y LG. Para cerrar el círculo de calamidades la fortaleza de su moneda, el yen, daña sus exportaciones a una débil Europa.
Mucho peor es la situación de Panasonic y Sharp. Las pérdidas de este entre abril y septiembre fue de unos 3.700 millones de euros, casi diez veces más que en el mismo periodo de 2011. Su previsión para final de año es perder más de 4.300 millones de euros, el peor resultado de su historia. La empresa centenaria, que metió el televisor en los hogares japoneses en 1953, reconoce que no puede seguir así: "Nuestro grupo empresarial ha tenido pérdidas masivas en el segundo trimestre", se lee en el comunicado oficial de la empresa. "Esto plantea serias dudas sobre nuestra capacidad para continuar como empresa". Sharp no ha podido competir en el mercado de las pantallas planas y tiene pocas alternativas para buscar una salida.
Por su parte, Panasonic cayó un 20% en la Bolsa de Tokio tras multiplicar por cinco su pérdidas semestrales mientras que prevé llegar a las 7.400 millones de euros en todo el año.
Panasonic es otra víctima de la pérdida de mercado en los televisores y una falta de visión para entrar en los sectores emergentes. A principios de este año se lanzó también a los smartphones, pero tarde y sin un respaldo de marca en un mercado tan competititvo y en el que todos, salvo Samsung y Apple, pierden dinero.
En tres años, el mercado de las televisiones planas se han quedado en manos coreanas: el 43% del total. El crecimiento de Samsung (del 21,6% al 28,5% en dos años) y de LG (del 13,5 al 15,2%) ha sido a costa de las japonesas Sony (del 11,8% en 2010 al 8,3% en 2012), Panasonic (del 9,1% al 6,8%) y Sharp (del 8% al 5%).
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