lunes, 5 de noviembre de 2012

El creador de Twitter y Square predica la simplicidad y el orden

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Jack Dorsey








Cada pocos meses, Jack Dorsey proyecta una película cuidadosamente seleccionada a sus empleados de Square Inc., la empresa de San Francisco de pagos móviles. La cinta usualmente "habla de algo que tenemos que aprender como empresa", explica.
Para la próxima lección cinematográfica está considerando Tiempos Modernos, de Charlie Chaplin. "Cada pequeño movimiento de Chaplin, cada tic, es para avanzar en la historia o tiene un efecto cómico. No hay ni un movimiento que se desperdicie. Es muy austero y claro al mismo tiempo. Y cuando uno se concentra en los detalles y en la eficiencia del movimiento, algo mágico sucede", dice Dorsey.
A sus 35 años, Dorsey es el artífice no de una, sino de dos de las marcas tecnológicas más fascinantes de hoy en día. En 2006, creó Twitter, que desde entonces ha pasado de ser un lugar de encuentro virtual a una importante plataforma para las últimas noticias (además de servir como poderosa herramienta para políticos, causas sin fines de lucro y los revolucionarios de la Primavera Árabe).
En 2009 fundó Square, una aplicación móvil que permite a cualquier persona aceptar transacciones con tarjeta de crédito vía un teléfono inteligente o tableta. Ya ha mejorado la vida de millones de pequeños emprendedores, instructores de yoga y profesores de piano, entre muchos otros. Podría, con el tiempo, cambiar por completo la industria de los pagos: Square acaba de anunciar que administrará todas las operaciones con tarjetas de crédito y débito de las 7.000 tiendas de StarbucksSBUX +0.32% en Estados Unidos.
¿Cómo hace una persona para innovar, luego cambiar de rumbo y volver a hacerlo? Tanto con Twitter como con Square, los destellos de creatividad de Dorsey son consecuencia de una permanente búsqueda de la simplicidad y el orden. Dorsey anhela crear una belleza simplificada a partir de complejos y gigantescos sistemas que a primera vista parecen ser irremediablemente caóticos. Es el Charlie Chaplin del mundo tecnológico: hace realidad lo imposible mediante la eficiencia del movimiento.
Foto: F. Martin Ramin
El lector de tarjetas de crédito Square, que se conecta a un teléfono inteligente o una tableta. Con el aparato y una aplicación, cualquier persona puede procesar pagos con tarjeta.
Twitter surgió a partir de una obsesión adolescente de Dorsey con el incoherente entramado urbano de su ciudad natal, St. Louis. Pasaba horas escuchando furtivamente las charlas de los sistemas de radio de las ambulancias locales. "Anunciaban dónde estaban y a dónde irían, y me di cuenta de que podía crear un programa informático que ayudara a trazar sus rutas en un mapa de las calles", recuerda. Incluso antes de cumplir 18 años, Dorsey consiguió transformar este esfuerzo en un software capaz de simplificar todo este proceso de comunicación.
Para empezar, se puso a buscar en Internet la mayor empresa del rubro. Cuando la encontró, hackeó rápidamente sus servidores corporativos y envió una nota al correo electrónico privado de su presidente ejecutivo (a la vez que lo informaba de la brecha de seguridad y le solicitaba un empleo), y luego se mudó a Nueva York para convertirse en su jefe de programación. Ese trabajo finalmente lo llevó a la creación de Twitter, que permite que no solo las flotas de vehículos sino también el público en general comuniquen de manera instantánea sus actualizaciones sin necesidad de un equipo especializado, y no solo dentro de una ciudad sino en todo el mundo.
El objetivo de Square es abrirse paso a través de las complejidades de una red diferente: la industria de los pagos con tarjetas de crédito. Dorsey tiene un amigo artista, un soplador de vidrio, cuyo negocio era demasiado pequeño como para justificar las cuotas mensuales y las confusas reglas y tasas de un lector de tarjetas de crédito y débito tradicional. Un día, su amigo no pudo vender una pieza de US$2.000 porque la clienta no tenía dinero en efectivo en ese momento. "Con ese dinero habría podido vivir un mes", señala Dorsey. "Las mejores innovaciones vienen de los problemas y dolores reales. Mientras me compadecía de él por teléfono, se me ocurrió que lo que teníamos en nuestras manos eran poderosas computadoras de uso general. Pensé que tenía que haber una manera de usarlas para facilitar las transferencias de dinero", relata.
Poco después, Dorsey había diseñado un pequeño lector que puede conectarse a la toma de auriculares de un iPhone o un iPad. Square envía este dispositivo gratis a cualquiera que lo pide. La empresa se queda con una tarifa fija de 2,75% de todas las transacciones. Tanto para instructores particulares de vuelo hasta magos de fiestas infantiles, Square es un regalo caído del cielo: cero costos iniciales; fácil de usar, operatividad inmediata y movilidad absoluta. En el momento en que reciben ese lector y lo conectan a su teléfono inteligente pueden comenzar a aceptar pagos con Visa,MasterCard, MA -0.33% Discover y American Express, AXP -0.83% al igual que con tarjetas de cualquier gran tienda minorista. Square también ofrece información analítica para ayudar a los pequeños comerciantes a entender quién compra qué, cuánto y con qué frecuencia.
En tanto, Pay With Square, una aplicación más reciente, permite a los clientes ingresar a una tienda, hacer una compra y pagar sin necesidad de deslizar ningún tipo de tarjeta: el comprador simplemente dice su nombre y el iPad del vendedor identifica automáticamente cualquier teléfono inteligente en las inmediaciones que esté usando la aplicación y muestra la foto del cliente en pantalla a modo de confirmación antes de acceder a la información guardada de la tarjeta de crédito.
Se trata del sueño de cualquier minorista: una transacción sin fricciones. Esto explica precisamente por qué han empezado a surgirle competidores a Square. PayPal yGoogle GOOG -0.69% han desarrollado plataformas rivales, y compañías como Visa y American Express están más que motivadas para prevenir que Square adquiera suficiente influencia como para amenazar su dominio y, por ende, han estado apoyando a la competencia.
La misión general de Dorsey brota de su deseo de simplificar cada rincón de su vida. Por ejemplo, no tiene escritorio en Square. Trabaja de pie en una mesa inmaculada y libre de cables en el centro de una amplia oficina, escribiendo solo en su iPad, donde cualquiera de sus colegas puede acercársele fácilmente y hacerle preguntas.
Dorsey anima a realizar paseos a medio día fuera de las oficinas como fuente de inspiración y lidera grupos de empleados en excursiones a museos o al otro lado del puente Golden Gate, en San Francisco.
Hombre de muy variados intereses, Dorsey trata sus obsesiones más como llamados que como pasatiempos. Cuando era joven, estudió ilustración botánica. Más tarde, se fascinó con los jeans hechos a medida y se inscribió en clases de diseño. Lo más sorprendente, tal vez, es que se dedicó durante todo un año a aprender la terapia del masaje.
Dorsey se sumerge profunda e intensamente en todo lo que despierta su curiosidad, basándose en la teoría de que la innovación ocurre cuando pensamientos dispares se conectan. "Es importante desmitificar el término. Innovación es sólo reinvención y replanteamiento. No creo que haya algo real y orgánicamente nuevo en este mundo. Se trata sólo de una mezcla de todas estas cosas que proporcionan diferentes perspectivas, lo que te permite pensar en una forma completamente diferente", opina.

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