Los investigadores del CSIC explican en qué consiste la aplicación. Fuente: CSIC.
La nueva utilidad de la conocida red social es científica y sirve para medir diferentes habilidades cognitivas.
Realizar un estudio multitudinario con la facilidad con la que se hace clic en el ratón de un ordenador es el sueño de todo investigador. Ahora, ese sueño se ha hecho en parte realidad gracias a Facebook. Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España ha desarrollado una aplicación para esta red social que mide la inteligencia visual y pronto podría usarse para realizar diferentes tipos de test científicos a escala mundial.
La herramienta surgió de la necesidad de comprobar en humanos una teoría matemática sobre el proceso de toma de decisiones de diferentes organismos, desarrollada a partir del estudio de animales. Según explica Gonzalo García de Polavieja, director de la investigación, el problema era que para ello debían reunir a cientos o miles de humanos en una sala y realizar las pruebas pertinentes.
Si con animales esto fue relativamente sencillo -realizando pruebas con una gran cantidad de peces cebra- con personas el procedimiento se complicaba de manera exponencial. Pero la solución estaba cerca, ya que contaban en su equipo del Instituto Ramón y Cajalcon un licenciado en informática, Ángel Carlos Román, que daría con el remedio adecuado: una aplicación que pudieran usar en la red, accesible a millones de personas.
Así nació la aplicación, “desarrollada de forma que pudiera dar cabida al mayor número de usuarios potenciales”, según Román. No en vano admite cualquier navegador comercial y se puede usar desde todos los dispositivos móviles. Como explica su desarrollador, la aplicación está programada en lenguajes PHP y Javascript y está alojada en un servidor externo al CSIC “que permite una conexión segura”. De hecho, emplea un protocolo seguridad “exhaustivo” que, según Román, “añade una capa de seguridad a la que ya tiene Facebook” y ha sido aprobado por el Comité de Bioética del CSIC.
Su funcionamiento es sencillo y no dura más de tres minutos: primero se les pide al usuario permiso para utilizar su información pública básica y de perfil y, si acepta, aparece la pantalla inicial con las reglas de participación en el juego. Después comienzan a aparecer una serie de preguntas relacionadas con diferentes parámetros de inteligencia visual para conocer cómo se produce la toma de decisiones en cada caso y cómo afecta cada cambio a la capacidad de discernimiento. Para ello se pide al participante que, por ejemplo, estime cuántos lápices hay en una determinada figura que se les muestra.
Al finalizar el test, el programa ofrece una puntuación –de 0 a 10- dependiendo de la cantidad de aciertos y de la rapidez en contestar. Si el usuario realiza más de una prueba, se van guardando todos los resultados en una lista, y puede compartir esta información con sus amigos e invitarles a participar también.
Todos los datos que recopile la herramienta servirán, según De Polavieja, para comprobar en humanos las teorías ya demostradas en animales y validar o no el modelo matemático desarrollado en base al estudio previamente realizado.
Concretamente, lo que quieren conocer es qué parámetros afectan a la capacidad visual del ser humano. Dicho de otra manera: “nuestra capacidad de estimación dependiendo de cuántos objetos se nos presenten” para “entender cómo funcionan los humanos, si contamos diferente los números pequeños y los grandes y saber en qué nos parecemos y en qué nos diferenciamos de los animales”, explica el director del estudio. Gracias a la información procedente del perfil de cada persona en Facebook (edad, sexo, procedencia, etc.) se podrá obtener datos estadísticos y analizar los resultados separando las diferentes variables.
Los investigadores esperan tener los primeros resultados sólidos en un mes, antes de lo esperado debido a la gran viralidad con la que se está extendiendo esta herramienta en Internet. De hecho, aunque en principio necesitaban aproximadamente 1.000 usuarios para el estudio, calculan que podrán contar con unos 10.000 y se plantean la posibilidad de crear una página permanente en Facebook con una serie de seguidores fijos interesados en participar periódicamente en nuevas pruebas que vayan implementando. Esto supone, por tanto, una oportunidad para hacer test científicos de una manera novedosa, más sencilla y multitudinaria que abre la vía a un nuevo modelo de ensayo.
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