Por CHRISTOPHER S. STEWART y SAM SCHECHNER
El fundador de Megaupload Ltd., Kim Dotcom, quien alardeaba de su estilo de vida de playboy, se convirtió en la cara pública de la empresa de intercambio de archivos cuando fue arrestado el 20 de enero bajo cargos de piratería cibernética. En contraste, uno de sus principales rivales ha preferido mantener un perfil discreto, huyéndole a la publicidad mientras su empresa hace lobby en el Congreso estadounidense.
Christian Schmid es el fundador de RapidShare AG, con sede en Suiza, que junto a Megaupload está entre los ciberlockers más grandes del mundo. RapidShare atrae cada mes a millones de visitantes que cargan y descargan cientos de miles de archivos de diferentes tipos.
Los ciberlockers, que ofrecen almacenamiento en la nube de archivos que pueden ser abiertos desde cualquier aparato con un navegador de Internet, han estado en el ojo del huracán a medida que empresas de medios refuerzan sus campañas para detener la piratería de películas, series de televisión y libros.
Este tipo de sitios tiene usos legítimos, pero la industria del entretenimiento argumenta que algunos promueven el tráfico ilegal de propiedad intelectual. Las autoridades de Estados Unidos no han presentado ningún cargo en contra de RapidShare. Ira P. Rothken, abogado de Megaupload, sostiene que las acusaciones en su caso no tienen base legal y se defenderán.
Tanto Schmid como Dotcom son alemanes treintañeros, pero sus semejanzas terminan allí. Dotcom, quien suele ser fotografiado con mujeres escasas de ropa, carros de lujo y jets privados, es famoso por llamar la atención.
Schmid, por el contrario, se ha mantenido en la sombra y casi no hay fotografías suyas. Desde 2010, su empresa ha gastado más de US$600.000 en firmas de lobby que tratan de convencer a Washington de que RapidShare es una empresa totalmente legítima. El ejecutivo no quiso comentar para este artículo.
"Es tímido", sostiene su abogado, Daniel Raimer, quien añadió que a su cliente "no le gusta mucho otra gente. No le gusta conversar". Según Raimer, Schmid "incluso camina sin hacer ruido".
El ejecutivo fundó RapidShare en 2005 luego de no encontrar una manera de mandar un grupo de fotos personales a su mamá, ya que eran muy grandes para adjuntar a un correo electrónico, contó Raimer. RapidShare les permite a sus usuarios compartir archivos en una computadora central accesible desde cualquier navegador web.
La empresa, cuya sede se ubica en un edificio de oficinas en el centro de Cham, en la costa noreste del Lago de Zug en Suiza, despegó rápidamente.
No obstante, a medida que millones de usuarios subían y descargaban archivos hacia y desde RapidShare, la empresa casi inmediatamente se vio envuelta en acusaciones de violar derechos de autor. "Tenemos demandas que vienen y van todo el tiempo" en Alemania, dijo Raimer, quien citó "decenas" de juicios en proceso. "Es una batalla constante".
Como una empresa que no cotiza en bolsa, RapidShare no publica su información financiera, pero Raimer sostiene que ha generado ganancias del alquiler de espacio de almacenamiento en línea.
La reputación de RapidShare se vio comprometida en 2010 cuando el Congreso de EE.UU. incluyó a la empresa en la lista negra de firmas que promueven la piratería de ese año, argumentando que el sitio ofrecía "acceso a copias no autorizadas de trabajos de propiedad intelectual estadounidense".
Schmid rechaza esa acusación, según su abogado, quien añadió que RapidShare no fomenta el comportamiento ilícito.
El abogado fue despachado a EE.UU. donde ha pasado el último año intentando reparar la imagen de la empresa y establecerla como un negocio legal que ofrece almacenamiento de archivos en nube. Para llegar a los congresistas del país, contrató a la firma de lobby Dutko Worldwide, a la que le pagó US$480.000 el año pasado por sus servicios, según el Center for Responsive Politics, una organización con sede en Washington que rastrea el uso de dinero en la política estadounidense.
En Suiza, mientras tanto, RapidShare intentó apaciguar a los críticos vetando a los usuarios a los que encontraba tres veces o más con archivos que violaban derechos de autor. También implementó una herramienta automática que busca en sitios webs de terceros enlaces de RapidShare a material pirateado. Miles de usuarios han sido expulsados, asegura Raimer.
Tales medidas podrían haberle salido caro a RapidShare. En diciembre, tenía 41 millones de visitantes únicos en todo el mundo, 29% menos que un año antes, según comScore. Sin embargo, el sitio registró un alza en su membresía tras el cierre de Megaupload.
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