Por CASSELL BRYAN-LOW
En su casa de Los Ángeles, el multimillonario kuwaití Bassam Alghanim recibió una llamada alarmante de un socio: cientos de sus e-mails personales habían sido publicados en línea a la vista de todos.
Alghanim descubrió que era cierto, según una persona al tanto del asunto. Los e-mails incluían información sobre sus finanzas personales, asuntos legales, incluso sus cuentas de la farmacia, indicó esta persona.
Eso llevó a otra sorpresa. Alghanim descubrió que la persona que supuestamente había contratado a los hackers era su propio hermano, con quien está enfrentado sobre la división de miles de millones de dólares de activos conjuntos. Los abogados de Alghanim alegan en documentos presentados ante la corte que el hermano contrató investigadores para acceder de forma ilegal a su cuenta de e-mail con ayuda de hackers chinos, que cobraron unos US$400.
Aunque el choque entre los hermanos involucra grandes cantidades de dinero, los documentos presentados en dos casos civiles en septiembre de 2009 sugieren cuán simple y asequible se ha vuelto el espionaje en línea. Especialistas forenses en informática afirman que algunos piratas ofrecen sus servicios abiertamente en Internet.
Un sitio de ese tipo, hiretohack.net, promueve servicios en línea que incluyen poder "descifrar" contraseñas de importantes servicios de e-mail en menos de 48 horas. Afirma que cobra un mínimo de US$150, según el proveedor de Internet, la complejidad de la contraseña y la urgencia del trabajo. Hiretohack.net no respondió a pedidos de comentarios.
Mischel Kwon, quien dirige una firma de consultoría en seguridad y es la ex directora de la agencia que maneja emergencias informáticas en Estados Unidos, afirma que la industria de piratas a sueldo está bien establecida. En algunos casos son una o dos personas, pero también hay "grupos de crimen organizado", sostuvo. La especialista y otros colegas agregaron que es fácil encontrar herramientas en línea que ayudan a hackear una cuenta de e-mail.
El tema de los piratas informáticos y el espionaje en línea se ha vuelto notorio últimamente. En diciembre, The Wall Street Journal informó que hackers en China infiltraron el sistema de la Cámara de Comercio de EE.UU. Por otro lado, las autoridades británicas investigan acusaciones de hackeo contra el desaparecido tabloide News of the World, de News Corp., que también es dueño de The Wall Street Journal.
Un informe del gobierno británico intentó el año pasado poner el problema en cifras: estimó que el espionaje industrial ligado a la informática le cuesta a empresas británicas alrededor de 7.600 millones de libras, o unos US$11.800 millones, al año en pérdida de información que podría perjudicar las posibilidades de una empresa de conseguir ofertas abiertas, y en pérdida de información relacionada a fusiones. El ciber-robo de propiedad intelectual les cuesta a las empresas otros 9.200 millones de libras al año, estimó.
No se conocen las dimensiones reales del problema porque muchas víctimas son renuentes a reportar ataques para proteger su reputación. La disputa de los Alghanim, sin embargo, brinda un vistazo poco habitual a acusaciones detalladas de hackeo.
La pelea entre los hermanos implica la división de un imperio de negocios fundado por su padre. Los hermanos, Kutayba y Bassam, de 66 y 60 años, respectivamente, son kuwaitíes educados en EE.UU.
Las acusaciones de hackeo de e-mail se detallan en documentos presentados por Bassam en el Reino Unido y EE.UU. Según éste, su hermano mayor, Kutayba Alghanim, junto con su hijo y el director de asuntos legales de la empresa, robó supuestamente miles de páginas de e-mails durante más de un año.
Un abogado que representa a Kutayba y a su hijo prefirió no hacer comentarios sobre las acusaciones. Lo mismo hizo un letrado que representa al jefe de asuntos legales. Los tres son nombrados como acusados en la demanda en EE.UU., pero no en la británica.
En el caso del Reino Unido, un juez concluyó hace poco que los dos acusados, ambos investigadores británicos, se ocuparon del hackeo. En esa sentencia de octubre, el juez Peter Smith también afirmó que la evidencia mostraba que la infiltración había sido ordenada por Kutayba, su hijo y el director legal, aunque ninguno era blanco de la demanda.
En el caso civil en EE.UU., los tres son nombrados como acusados, al supuestamente dirigir el hackeo y violar leyes federales y estatales.
Los documentos que presentó Kutayba ante la corte sostienen que su hermano intenta evitar acuerdos previos que requieren que su disputa de activos sea manejada por un mediador kuwaití. "Bassam ha hecho todo lo posible para eludir sus obligaciones, incluida la de mediar", indicó Kutayba en documentos presentados en la corte en EE.UU. En noviembre, en Nueva York, el juez dejó el caso estadounidense pendiente a la espera de una decisión de un mediador kuwaití sobre la disputa.
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